La economía azul se ha convertido en un concepto fundamental para la gestión sostenible de los recursos oceánicos. Este enfoque promueve el uso responsable de los océanos para fomentar el crecimiento económico, mejorar los medios de vida y crear empleos, al tiempo que se preserva la salud de los ecosistemas marinos. La economía azul abarca una amplia gama de actividades económicas relacionadas con los océanos, mares y costas, incluyendo sectores establecidos y emergentes.
El Banco Mundial define la economía azul como el uso sostenible de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de vida y la creación de empleos, mientras se preserva la salud de los ecosistemas marinos. Por su parte, la Comisión Europea la describe como todas las actividades económicas relacionadas con los océanos, mares y costas, cubriendo una amplia gama de sectores interconectados.
Además, la economía azul también incluye beneficios económicos que no siempre se comercializan, como el almacenamiento de carbono, la protección costera, los valores culturales y la biodiversidad. Este enfoque integral no solo busca el crecimiento económico, sino también la sostenibilidad ambiental y ecológica de los océanos.
Un desafío importante de la economía azul es gestionar de manera sostenible los recursos oceánicos, lo que requiere colaboración entre fronteras y sectores a través de diversas asociaciones. Este reto es especialmente significativo para los Estados Insulares Pequeños en Desarrollo (SIDS) y los Países Menos Adelantados (LDCs), que enfrentan limitaciones significativas.
La economía azul es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, particularmente el objetivo 14, «Vida Submarina», que busca conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.
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